Llegaron y brillaron como una
novedad, fue motivo de algarabía con pomposas ceremonias. Pronto se los vio
llevando minerales, transportando a pasajeros, trabajadores y también a soldados.
La sola imagen de estas máquinas era el símbolo del progreso. El Estado las
administró durante años hasta que fueron capitalizadas por el gobierno de
Gonzalo Sánchez de Lozada (MNR). En la actualidad, una decena de máquinas con
sarro queda al aire libre como si fuese parte de un museo y juega una atracción
a escala mundial. “Desgraciadamente, el progreso nunca llegó” y los trenes se quedaron, dice el ex trabajador
ferroviario Ambrosio Berno.
A TRES KILÓMETROS DEL
PUEBLO. Hoy, las evidencias de toda esa historia
permanecen en un cúmulo de chatarra, en el
cementerio de trenes en Uyuni, que
ha visto pasar los años de su gloria, visitado por turistas y también por saqueadores.
Los rieles por donde circularon los colosos de acero están desapareciendo junto
a las antiguas estructuras de las locomotoras, cada vez más mermadas por los
robos. MIRADAS fue testigo. Mientras recorríamos el lugar sorprendimos a una
pareja con tres bolsas de yute. Al preguntar qué estaban llevando, la respuesta
fue: “Pedazos de hierro dulce, los fundimos hasta convertirlos en herramientas
para el arado”. Antes era peor. “Hemos encontrado allá en la pampa rieles y
ruedas; en las noches era como si estuviera pasando un cometa por aquí; por las
chispas que produce el arco y oxígeno al cortar las planchas, que en algunos
casos llega a ser de dos pulgadas”, rememora Berno.
CIRCUITO TURÍSTICO,
GOBIERNO MUNICIPAL. Ante la preocupación y la imposibilidad de impedir estos saqueos, la Alcaldía
elaboró un pequeño estudio, a corto plazo, mediante el que se dará prioridad a las
comunidades cercanas para hacer un circuito turístico. “El Gobierno Municipal
no puede hacer mucho porque los trenes y lo que queda de ellos todavía
pertenecen a la Empresa Nacional de Ferrocarriles (ENFE). Como municipio estamos
presentando un perfil de proyecto, que lo denominamos Circuito Turístico
Caballos de Hierro, que incluye el Cementerio de Trenes, donde ya funciona un
pequeño parquecito, que se hizo con las partes que quedaron de los trenes para
que se diviertan los gringos (turistas)”, explica Arturo Mamani, oficial mayor
del Gobierno Autónomo Municipal de Uyuni.
ALCALDE. Froilán Condori |
“Ese espacio se va a convertir en
parque, con todos esos fierros viejos, y también en la Maestranza de Uyuni,
donde funcionaba el primer centro ferroviario. Para continuar el circuito,
tenemos el Chacade, una comunidad a tres quilómetros (de Uyuni), donde se
encuentran las aguas termales, y dentro de este circuito está la Mina Pulacayo,
que en otrora fue una de las grandes minas de Bolivia, además del salar. En la
actualidad se ha restringido la construcción de hoteles dentro del salar, pero
se está dando licencias con la condición de que no se contamine con los
desechos y tiene que contar con baños ecológicos, y se van a mejorar las calles
del pueblo mismo”, prosiguió el alcalde de Uyuni, Froilán Condori.
HISTORIA. Los orígenes de los
ferrocarriles se remontan al 30 de octubre de 1889, cuando entró triunfalmente la
primera locomotora a Bolivia, precisamente a la estación ferroviaria de la
localidad de Uyuni. Y la primera ruta de trenes tendida en Bolivia fue la del
ferrocarril Uyuni - Antofagasta, en 1899. A partir de entonces, Potosí, debido
a su importancia minera, se convirtió en uno de los grandes centros
ferroviarios a finales del siglo XIX y principios del XX.
“Durante la (Guerra del Chaco) con el
Paraguay (1932-1935), las líneas ferroviarias que pasaban por Uyuni adquirieron
especial importancia, los ferrocarriles transportaron soldados hacia los campos
de batalla”, rememora Ambrosio Berno, uyunense de 78 años.
DATOS. Uyuni, que tiene el título de Hija Predilecta de Bolivia, descuidado por las
autoridades, se encuentra a una altura de 3.675 metros sobre el nivel del mar.
Al sudeste del pueblo se encuentra el enorme Salar de Uyuni (antes llamado Salar
de Tunupa), en medio de un mar de basura que cubre sus alrededores. Es capital
de la provincia Antonio Quijarro, en el departamento de Potosí.
El
año 1992 contaba con una población de 20.000 habitantes; ante el debilitamiento
del sistema ferroviario, en 2004 llegó a 11.000 personas. En el presente cuenta
con aproximadamente 35.000 habitantes.
La
principal actividad económica consiste en la producción de quinua y crianza de ganadería
y camélido, con un fuerte aumento en el turismo internacional (250 visitas por día). La población
principalmente habla quechua, aymara y castellano.
Mientras continúan las pugnas por la administración
y el cuidado del lugar, diariamente desaparecen partes de los trenes de su más
antiguo cementerio. MIRADAS Fotos: Keiko Ilimuri
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