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APIAGUAIKI TUPA: Lider indigena guarani |
Ciento sesenta y cuatro años después, Bolivia descubrió a los pueblos indígenas que recorrieron 645 kilómetros desde el Beni hasta La Paz. “La marcha por la dignidad, territorio y respeto” de los indígenas de tierras bajas, en 1990. Comenzó con un consejo de caciques y capitanes, quienes asumieron el liderazgo en un cabildo, cuando eran las 09.30 del 15 de agosto de 1990, desde Trinidad (Beni). Aproximadamente 350 moxeños y sirionós —hombres, mujeres y niños, con flechas en mano— emprendieron la caminata. En el camino se sumaron los yuracarés y chimanes, en su afán de conseguir reconocimiento y respeto a su territorio depredado por empresas madereras.
El consejo de caciques y capitanes de entonces dejó de lado una función que hasta ese momento sólo era religioso y cultural; la iniciativa y el liderazgo los tomó Marcial Fabricano, un indígena moxeño, para hacer respetar los derechos indígenas. La marcha llegó a la cumbre de La Paz, donde fue recibida por aymaras y quechuas.
Dicha marcha sacó a la palestra la existencia de “otros” grupos étnicos, con culturas hasta ese año olvidadas por el Estado. En 1991 se promulgaron ocho decretos supremos que reconocían a los indígenas y sus territorios. Finalmente, en 1994, con las reformas a la Constitución Política del Estado, fueron reconocidos constitucionalmente los pueblos indígenas originarios. Entonces nacieron las 36 etnias, con sus usos y costumbres. Es necesario recordar que la cultura nos constituye y nos expresa en donde vivamos; ésta se nutre con el apoyo, educación, hábitos de salud, formas de actuar y de concebir el mundo y la vida. Y en diversos niveles, ámbitos de la sociedad, los ciudadanos buscan y encuentran formas, caminos para expresar sus vivencias, creaciones culturales y deleitarse o enriquecerse con los de otros. Esta experiencia, repetida en forma muy marcada en este último tiempo, viene a desmentir a los más escépticos, cuando en términos explícitos o tácitos colocan a las culturas en el último peldaño. La cultura mejora y enriquece al ser humano, incentiva el turismo, desarrolla industrias culturales y genera movimiento económico. Basta con mirar a países vecinos, que privilegian sus manifestaciones culturales, tanto las de patrimonio como las de su creación.
Miradas estuvo, desde el “90”, siguiendo los pasos de los indígenas de tierras bajas y hoy lo publicamos por primera vez para que usted, amigo lector, pueda entender la vida de los “otros”.
La cultura tiene vida propia y debe valorarse en este territorio, por eso es necesario remontarse a las realidades vividas por nativos e invasores, en diversas épocas, quienes fueron haciendo historia en lo que hoy es Bolivia. A pesar de esa riqueza, los indígenas están perdiendo las costumbres de sus antepasados, debido a la falta de una política estatal que les dé las herramientas necesarias para su sobrevivencia. MIRADAS
Nacen las
36 etnias
de Bolivia
Aymaras, quechuas, yuracarés, ayoreos, canichanas, guarayos, guaraníes, mosetenes, tacanas, mores, moxeños, urus, reyesanos, esse ejjas, tapiétes, araonas, chiquitanos, afrobolivianos, nahuas, pacahuaras, yaminahuas, chácobos, yuquis, toromonas, baures, itonamas, cayubabas, weenhayek, machineris, lecos, movimas, chimánes, guarasugues-pausernas, cavimeños, joaquinianos y sirionós.
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